lunes, 1 de agosto de 2011

Pregant per la Salvació


La existència de vegades... et reserva dolors inimaginables, a cada milímetre de la pell.
La recorren, cautelosos, com si volent preservar aquest calfred letal, així com àligues mitológiques... que et devoren i deixen viure un dia més.

No puc parlar, ni tan sols puc respirar. Ulls, netegeu llàgrimes sanguinolentes. Mans, abandoneu satírica tremolor. Respiració agitada... torna a la remor.
Sisplau, imploro, sisplau, torno a plorar.
Et prego, inclino, mostro la debilitat; perquè fatigada, humana inconclosa, acullis la meva ànima amb amor i la cuidis... només per aquesta nit.

Mentres espero la teva resposta, una llança enverinada s'em clava al pit. Ja no puc respirar. Punyent, dolorosa, cremant i horrorosa flameja cap a dins. El verí s'extén pel meu cos, el coll comença a palpitar. Aixeco la mirada, incrédula. La crueldat siempre mostra nova cara abans de deixar-me marxar... Ja no deixo de plorar.

viernes, 2 de julio de 2010

Infame


Infamia... Cruel y burda infamia.
Me engañas... mientes y amañas, tristes e hirientes falsedades que en mi corazón estallan.
Cruel... burdo y cruel infame.

Desde el primer día me rechazaste.
A mí, a mi ser, a lo más profundo de mi interior.

Me atraías a ti con la mano derecha vacilante, mientras con la izquierda me alejabas.
Por la noche me susurrabas al oído, al despertar callabas.
Fría, gélida mirada con la que recibes mis mañanas, cruel; infame y burdo.

Ya en el principio, en el inicio de esta vida, acallaste mi razón, mis sueños, mis esperanzas.
Decisiones... órdenes y metas infundadas, que destruyen mi alma y alimentan la desazón.

Cuentos de hadas deseé... tú los convertiste en pueril fantasía.
Amor desenfrenado, pasión ardiente... tú los hiciste hielo y agonía.
Mariposas, cosquillas en el estómago y brillo en los ojos... los hiciste debilidad.
Alegría, felicidad desbordante y eternos sueños... los convertiste en constante oscuridad.

Hiciste de mí un triste fantasma, moradora de los sauces, compadeciendo su letanía.
Vago, moro pues no vivo, me estanco pues no avanzo... muero pues no vivo.

Lamento en pequeña cajita de cristal, jaula de barrotes divinos, transparentes vidriosos como el lecho del mar. Observo fuera mientras me recuerdo, intento traer a mi mente todos aquellos sueños con los que me orgullecía soñar. Pero ya no los poseo.
Volar les permití, desapareciendo de su insigne morada. Mi corazón, mi alma, allí nacieron, allí cobraron vida. Alimento les dí y esperanzas proporcioné, hasta que un día... cual cruel madre que se harta de sus infantes, los lanza al abismo sin tiempo a reaccionar.

Los abandoné con prisas, les dejé ir con dolor...
para no seguir sus pesquisas... y tener que abandonar a mi amor.

Pero ya no puedo soportarlo, es demasiado grande la locura, marea, borra y contonea mi cabeza, creo que voy a estallar.
Deseo traerlos de vuelta, pero hondo los enterré, deseo volver a sentir alegría... pero hace tiempo que la olvidé.

Todo por ese hombre, burdo y cruel.
Infamia tal, la que yo cometí.
Infamia... de entregarme sobre bandeja de plata... a quien menos le importé.

viernes, 14 de mayo de 2010

V / J


Contigo... tengo dos amores...
Dos amores que me llenan, me inquietan, me vacían y resguardan el alma, contigo son dos personas que adora mi ser.

Unos ojos que me rehúyen, unas manos que me alejan; unos brazos que me piden amor... y una mirada que me suplica sustento.
Con cada ciclo de la luna me sorprendes, cada inesperada noche me encuentro con uno de los dos hermanos que amo, gemelos de una persona que seducirme pretende.
Siento mis emociones en un huracán sin salida, si nunca sé quién vendrá a recibirme... si el miedo o el amor, la soledad o la compañía.

El día amanece, el sol grita y enfurece con sus penetrantes rayos. Su brillo es cegador, casi tan intenso como tú... cuando apareces al final de la inmensidad. Expresión vacía que todo lo huye, tenebroso y cruel encanto que me llama, me reclama y vocifera... cuando llego a su lado, ya nadie me necesita.

Las horas avanzan, locura desenfrenada envuelve a mi reloj, mientras camina con prisa, hacia el hermano menor.
Lamento, triste desamparo, diminuta luz entre tinieblas... ahí apareces tú.
Dulce, dulce niño, ¿qué hiciste con tu coraza?
¿Dónde dejaste aquello que te daba valor?
Acaso pretendes que te lo entregue entre cálidas manos... y suspiros de amor.

Duermes a mi lado, permanezco en la vigila, te observo... anhelo verte sonreír de nuevo.
Me abrazas, te acurrucas y aún duermes... más te quiero, siempre que conmigo vuelves.

Un suave tic tac me recuerda, que no he dejado de caminar. La viva senda sigue, y la habitación plaga de nuevo de finos hilos dorados y ámbar. Se ha hecho de día mi amor...
vuelvo a ver tu rostro, ¿quién me voy a encontrar?
Esquivo que huyes durante la noche, intenté permanecer despierta pero volviste a cambiar, has reemplazado tu corazón en tu cuerpo, y ahora me miras como bestia a punto de estallar.

Te quiero... dualidad infinita, dueño de mi corazón, porque sólo en aquello que escondes...
se halla mi verdadero amor.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Lágrima


Lágrimas...
lágrimas son aquello que sale fuera, de nuestro cuerpo como una caricia, mostrando al exterior... todo lo que pretendemos callar. Las palabras más sentidas, las tristezas más hirientes, brotan irrefrenables en un borrón de agua y sal.

Lloran...
las personas en silencio. Sin contárselo a nadie, cada noche en su habitación. Débil madre ¿por qué lloras? o es que te sientes culpable de no haber sabido proteger a los frutos de tu vientre.
¿Por qué lloran los niños?
O es que sólo ellos saben, que alcanzarán la libertad mientras esas gotas calientes marquen sus mejillas. Quizás saben más que nosotros... que tapamos con fiereza nuestras bocas para no emitir sonido, contraemos el pecho para no temblar y nos encogemos... para no rebentar.

Anciano, ¿y tú por qué lloras?
quizás se sienta solo, hace ya tiempo abandonado. Quizá no sepa, cuándo dejaron de tener sentido sus historias, o la fuerza de sus brazos.

Gota a gota, ¿qué debemos sentir?
la paz de la melancolía que nos abraza, o el miedo a no podernos liberar de esta angustiante sensación... calidez y compañía en la soledad, ¿o solamente congoja?

Lágrima a lágrima, todas ellas caen... lentamente deprisa, río abajo, por una faz desamparada.
Luces y juegos pasaron por mis manos... mientras lloraba.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Sosiego del Caminante


Duerme...
descansa mi amor. Mi luz, mi cielo, tú que me diste la llave de tu intimidad y tu alma desde el primer día... descansa vida mía.

El rubor sube por tus mejillas, asciende a tus llorosos ojos que miran incesantemente a un lejano lugar... en el que todo es claro, puro y plagado de sencillez.

Duerme mi amor... duerme ahora.
Reposa teniendo felices sueños, reflejo de tus deseos, de tus ansias de cada día. Pero no te angusties... sostendré tu mano para que cada uno de ellos los cumplas.

Maestro de muchos, discípulo de todos, apendriz de uno mismo y venerado por el ángel más hermoso. Ahora es tu momento: de recuperar energías. De llenar poco a poco de nuevo tu inmensidad de luz y calor, calor amado, candor deseado, calidez otorgada.

Duerme mi amor... no es momento de preocuparse ahora.
Si tus manos arden, yo las templaré. Si tu cuerpo quema, lo aliviaré. Si tu mente incesante incertezas genera: yo las calmaré.

Valiente caminante, que crees errar cada uno de tus pasos, piensas realmente que ninguno de ellos es certero, que los senderos que recorres... se hallan incompletos.
Pero ¿dónde está la plenitud? Si divinidad de mis amores, no haces más que construir vías por las que cruzar, tras cada uno de tus andares.

Respira hondo mi amor... hazlo durante toda esta placentera noche.
Acunaré tus sueños y buscaré en ellos tu alma, para cuando abras tus dulces ojos, besar tus labios y recordarte que siempre voy a regresar. A tu dolor, a tu risa, a tu amor y a tu melancolía.

Extiende tus manos llegado el más brillante mediodía... tienes tanto que mostrar.

jueves, 22 de octubre de 2009

Lágrimas del Cielo


Llueve...
tras mi gélida ventana llueve, y yo expectante poso sobre ella mis dedos, mientras su silueta se marca en el mojado cristal. Son ellos la única fuente de calor, resquicio de vida que se vislumbra entre el juego de los espejos.

Contemplo... el mundo tras ellos. Parece tan real, tan ageno a mi existencia, que me hace preguntarme, ¿quién se entristecerá más? él... ¿o yo?
Los pasos de la gente chapotean en la acera. Raudos, nerviosos, malhumorados por el tiempo.
Y es que sigue lloviendo... las nubes derraman tristes lágrimas, que caen con melancolía sobre las copas de los árboles, sobre la hierba del suelo, sobre nuestras calles. ¿Qué sentimiento tendrán ellas? Para llorar tanto, para sentirse tan tristes y desamparadas, queriendo desahogar su agonía, en una mezcla de gritos y gotas.

Quizás se sientan solas. Ahí arriba, tan lejos de cualquier mano amiga. Sin nadie que las sostenga... tan sólo nos miran. No hay más triste desgraciado, que el que invisible observa la vida... sin poder vivir.
Cojo sus lágrimas entre mis manos... siento como si cada una de ellas transportara una silenciosa emoción. Y, sin que nadie lo sepa, las comprendo.

Me doy la vuelta y me escondo, como ellas, esperando el momento... en que rompa a llorar.

martes, 13 de octubre de 2009

Plegarias de Sanación


Desde el silencio...
desde este amargo y triste silencio te escribo, deseando agradecerte una vez más, cada instante que estuviste conmigo. Ese roce de tu mano contra la mía al pasar, una sonrisa disimulada entre el tumulto y barullo de la gente... un beso apasionado cuando nadie miraba.
No sé qué será de mí mañana. Ni tan sólo sé que será de mí en apenas un instante...
quizás baje del cielo un ángel, quizá sane mis heridas, beba de ellas y regenere mi cuerpo y mi piel. Quizá me preste sus alas y me lleve a su lado, quizá me inunde las sábanas de blancas plumas y de flores sólo deje el rastro.
En silencio... sin apenas pronunciar una palabra, débilmente susurrando, te digo: no sé lo que ocurrirá. Qué será de mí en un futuro, qué será del futuro en cuanto yo deje de mirar.

Aunque una cosa es cierta, amado mío...
Nada de lo que el dolor signifique, nada de lo que las lágrimas hayan podido demostrar, tiene importancia ya.
El mundo... se queda tranquilo, las personas duermen y los poetas sueñan, al amparo de unas estrellas que siempre vigilan... a este azul y hermoso mundo.
¿Verán ellas todo lo que sucede? ¿Sabrá el cielo lo que se esconde en cada uno de nosotros?

En ocasiones pierdo de vista las respuestas...
Pero siempre hay algo que permanece, tu amor y tu risa, y el primer roce de labios que recibí de tí. No hay dolor ni desesperación en este mundo; que pueda compararse a esa sensación.

Cambiaste mi vida y mi universo, y esté donde esté, eternamente, te tenderé mi mano para que sigas contruyendo el tuyo.
Hace una noche hermosa... escuchemos este apresurado silencio, que aguarda, desolado... o esperanzado.