martes, 26 de febrero de 2008

Candidez Inocente


Qué te ocurre bella alma que tu mano me extiendes, qué sientes corazón que entre mis brazos te sumerges... cuéntame de dónde proviene esa pena, ese dolor que te aflige y te impide continuar... dime dulce niño... ¿qué va a pasar?
Revuelvo tus cabellos en una sonrisa mientras me miras desconcertado, ciegos se quedaron tus ojos de tanto taparlos. Dejaste que el miedo te envolviera, que tus cabellos cubriesen tu rostro y que tus manos abrazasen tu cuerpo... impidiendo a cualquier emoción volver a entrar. Miras a tu alrededor con pena, en una penumbra en la que ahora te refugias. Dime cándida inocencia... ¿por tí que puedo hacer?
Deshaciendo uno a uno los nudos de la cuerda con la que te ataste a esa gruesa pared... mientras te canto una canción para adormecerte. Una nana dirigida al infante que aún llora en tí... y se niega a desaparecer. ¿Cuándo volverás a mirar al mundo de frente?
Lo desconozco, pero hasta que eso ocurra... contigo me quedaré.

lunes, 18 de febrero de 2008

Ante qué cederás... ¿al miedo o al amor?


Siento lo ocurrido, siento este camino, pero si ya nos hemos alejado tanto en la niebla que no podemos ni vernos... no existe la solución de volver atrás. En ocasiones trato de reconducir mis pasos, darme la vuelta para volverte a buscar, pero o desfallezco en el intento, o es una parte de tí la que veo; que no deseaba encontrar...
Se me encoge el corazón apesadumbrado, ¿por qué de tus labios aparecen palabras tan crueles? cuando creo que no me las he ganado. Que no merezco tanta rabia, tanta ira desmesurada y sin control. Día triste en que los malos pensamientos nos cubren, no pensamos con claridad, pero si desde siempre has rechazado mi mano ¿qué esperas alcanzar? Si en mí plenamente jamás has confiado. Recreándote en el pasado vas viviendo, ¿qué haces amigo? si no ves que el recuerdo día a día se va deformando... convirtiéndose en una gran bestia, imposible de dominar. Nada es tan intenso visto desde la pena, nada tan profundo desde el amor, ni nada tan incierto... visto desde los ojos del rencor. Delgada la línea entre el amor y el odio vuelve a ser, acrecentada por el deseo de que regrese un momento... que en realidad nunca llegó a ser.
Soy distinta porque morí hace un año, o soy diferente ¿desde tu mirada destrozada?
Me temo que ya no lo sabremos, hallándote envuelto en este círculo sin fin del que no deseas escapar, consumiendo tu aliento entre la pena. No apartaré de mi tu recuerdo viejo amigo, pasarás a ser una de las personas esenciales de mi vida, aunque te encuentres lejos... y ya nuestra existencia deba ser esquiva. Nuestros caminos se separan, desde la espera que tuvimos siempre... de que se llegaran a cruzar.

sábado, 9 de febrero de 2008

La Felicidad y Tú


Te agradezco las ganas, gracias por el cariño, mi ángel has sido tan bueno conmigo...
Por más que lo imagines no te olvido, por mucho que lo pienses siempre has permanecido conmigo. En el recuerdo que me acompaña cada noche, en la ilusión para dormir, en la esperanza para abrir los ojos por la mañana. Por el camino de la felicidad quieres conducirme, empecemos entonces a andar, que se nos hace tarde... y si el mundo no espera, ¿por qué nosotros lo íbamos a hacer?
Eres la sonrisa, eres la alegría, el ánimo para continuar... y la calma cuando pienso que voy a flaquear. Las gotas de lluvia recorren mi piel como si fueran lágrimas, entremezcladas con nuestra melancolía, alimentadas por el reemprender un motivo de fuerza. El máximo grito antes de la batalla, el primer paso hacia un nuevo lugar, los brazos en los que me acunan... todo ello en tí lo puedo encontrar. Me haces creer que voy sola, cuando me vigilas haciéndote en ocasiones presente, para que sepa de nuevo que no deseo perderte... y que no, no lo haré.
Tan importante es este sentimiento, tan bonita la emoción, que no volveré a quedarme sin aliento... aunque crea que me consuma la desmotivación. Intercambiaré una lágrima por una sonrisa, una frustración por un respiro, amparándote en que siempre te he tenido... aunque creíste que no eras querido. Deseo coger tus manos, quiero tocar tus dedos, a pesar de que continúe mirando hacia delante... en ellos volcaré mis anhelos. Entre tus manos de cielo, tu corazón de ángel, tus alas que me llevaron volando a través de los sueños... por todo ello jamás podré olvidarte.
Amando el corazón, enamorada de la vida, adorando todo aquello que viva... porque así me lo enseñó este amor.

lunes, 4 de febrero de 2008

Noches de Anhelo


Me haces tanta falta... Y a pesar de ello disimulo, hago ver en ocasiones que ya no te necesito, que no me importa estar sola. Cuantísimo miento... si mi mayor felicidad es tenerte conmigo.
Sé que debo aprender por mi misma, lograr lo que tan bien sabemos, que vine y respiré en esta tierra por una razón... que me resisto a irme sin ella.
Pero ¿sabes? No siempre resulta tan sencillo. Conoces de sobras como me encantan los retos... pero ah ¡ironía! la incertidumbre mina mi alma poco a poco. Desconozco a veces si sigues a mi lado, si permaneces en silencio sellando tus labios, para que no te escuche, para que no te oiga llegar. Continúo preguntándome si te fuiste, si estás tan lejos que por ello por muy alto que mire no te puedo alcanzar. Con amargo sentimiento me diste la noticia, mi ángel, mi enamorado decidiste irte de mi lado, no sin intenso dolor... dejándome a mí en la incertidumbre de si ese amor alguna vez existió. A pesar de todo, cuando desespero de pronto fugaz apareces, pero te marchas tan deprisa amado, que no sé si hago bien en reclamarte. No sé si está bien que ansíe estar junto a ti, no volver a dejarte marchar, y aunque eso es lo que mi corazón incesantemente dice... ¿es lo que debo desear? Si en ocasiones me cuesta comprender tus acciones y sentimientos, debo pedirte a pesar de todo ¿que me ames sin reservas?
Que vuelvas a mí y no me dejes, que me permitas repetirte una vez más... ¡sin tí no puedo lograrlo! Siendo eso precisamente lo que evitas. Mi fuerza es persistente a la vez que quebradiza, se sostiene cuando no hay nada a lo que sujetarse, y resquebraja... al sentir que no queda nadie. Amo tanto que me desborda, cada emoción de este mundo clavada en mi alma. Dime mi ángel, ¿sigues creyendo en mí?