miércoles, 28 de octubre de 2009

Sosiego del Caminante


Duerme...
descansa mi amor. Mi luz, mi cielo, tú que me diste la llave de tu intimidad y tu alma desde el primer día... descansa vida mía.

El rubor sube por tus mejillas, asciende a tus llorosos ojos que miran incesantemente a un lejano lugar... en el que todo es claro, puro y plagado de sencillez.

Duerme mi amor... duerme ahora.
Reposa teniendo felices sueños, reflejo de tus deseos, de tus ansias de cada día. Pero no te angusties... sostendré tu mano para que cada uno de ellos los cumplas.

Maestro de muchos, discípulo de todos, apendriz de uno mismo y venerado por el ángel más hermoso. Ahora es tu momento: de recuperar energías. De llenar poco a poco de nuevo tu inmensidad de luz y calor, calor amado, candor deseado, calidez otorgada.

Duerme mi amor... no es momento de preocuparse ahora.
Si tus manos arden, yo las templaré. Si tu cuerpo quema, lo aliviaré. Si tu mente incesante incertezas genera: yo las calmaré.

Valiente caminante, que crees errar cada uno de tus pasos, piensas realmente que ninguno de ellos es certero, que los senderos que recorres... se hallan incompletos.
Pero ¿dónde está la plenitud? Si divinidad de mis amores, no haces más que construir vías por las que cruzar, tras cada uno de tus andares.

Respira hondo mi amor... hazlo durante toda esta placentera noche.
Acunaré tus sueños y buscaré en ellos tu alma, para cuando abras tus dulces ojos, besar tus labios y recordarte que siempre voy a regresar. A tu dolor, a tu risa, a tu amor y a tu melancolía.

Extiende tus manos llegado el más brillante mediodía... tienes tanto que mostrar.

1 comentario:

Carla Stephany Gomez Juarez dijo...

hermosisimo.. ojala pases por el mio, para ver si es de tu agrado.

^^

bendiciones.