sábado, 26 de abril de 2008

Besos de Calidez


Dime qué te ocurre mi ángel... cuéntame qué sacudió ahora tus sueños, qué pensaste al irte a dormir... qué imaginaste al darte cuenta de que los ángeles también necesitan descansar, derramar una lágrima que se convierta en brillante joya; y una palabra de esperanza que se convierta en luz de mi camino. Dime... qué pasó por tu mente cuando viniste a visitarme, cuando cogiste mi mano mientras dormía, cuando nuestros corazones se hallaron juntos a punto de dormir...
Me despediste mi amor con un beso, o esa calidez de tu alma... ¿fue la señal de un nuevo amanecer? Recordarme una vez más que sigues conmigo, que aunque no pueda verte... no me quedaré sin tí... si bien sabes que las dudas me sacuden mientras me observas con vehemencia, con esos ojos de dulzura al yo tratar de alcanzarlos... Tocando con la punta de los dedos, un sueño que me fue arrebatado... hace mucho tiempo. Que ese recuerdo, esa sensación de que debemos volver a encontrarnos, sólo tú y yo la compartimos... como un secreto que clama gritos desesperados en el corazón.
Dime mi ángel... qué pensaste cuando moviste mi interior, cuando comprobaste... que me es imposible olvidarte... aunque en mi camino haya errado. Aunque lo sabes y callas, con tu silencio otorgas una gran respuesta, que siempre lo has sabido y lo sabrás... que debo continuar la senda de aprender, mirando de vez en cuando... esperando que mi amado... tú estés.

miércoles, 16 de abril de 2008

Goodbye my friend


Te dije adiós...
Te dije adiós mientras me despedía de ti, no podía creer que mi convicción fuera tan seria, que esta vez te lo dijera de verdad. Me parecía imposible asimilar... la gran losa que lanzaste sobre mí, mucho más pesada de que jamás hubiese podido imaginar. Te vi marcharte y fui corriendo en tu busca, caí una y otra vez por el camino, tropezando me encontré contigo... y por un instante... por un efímero instante creí ver en tí aquello que encontré hace mucho tiempo... pero sólo fue una ilusión.
Hemos vivido en un mundo de sueños compartidos, ¿o en dos completamente diferentes...?? me inclino más por esta opción.... después de todo lo vivido. Me siento tan destrozada por tu corazón hundido, que no me deja el momento de ver qué es lo que realmente guardo dentro... Lo sostuve tanto tiempo sobre mis manos... viéndolo deshacerse lentamente, quemado y difuminándose como ceniza, deslizándose entre los huecos de mis dedos sin poder hacer nada por él. Estaba desapareciendo... igual que tu vista hacia mí. Tus ojos quedaron entre blancos y grises y no podían verme, grité tu nombre en mitad de la locura y notaste un susurro punzante en el viento... Entonces me di cuenta de nuevo, debo alejarme de ti. Dejarte solo y reconocer mi fracaso estando a tu lado, pudiéndote observar sólo a través de los huecos de tu interior. En silencio, sin hablarte, sin que me veas... porque aunque me tengas delante, ya no me reconocerás.

lunes, 14 de abril de 2008

Acércame ... a ti...


No... no llores más. Permíteme ser... buena contigo.
No huyas de mis brazos que desean acunarte, no escapes de una esperanza que desea contagiarte. Construyes altos muros ante todo lo que se te acerque, pero estás tan tembloroso que se te ve a través de su cristal. Poso mis manos sobre él observándote, y a la primera lágrima tuya que cayó al suelo... la llamé diamante. A la segunda, reflejo de los dioses. A cada una otorgué una bendición hasta que no te quedaron más que derramar, cuando tus rodillas golpearon contra el suelo. Tus manos arrastraban la tierra hacia sí en un grito enfurecido, que sólo tú podías oír. Atronador en ese espacio cerrado creíste ensordar, y al alzar la cabeza para lamentarte de tu dolor... al fin te diste cuenta de que aún permanecía contigo. En el mismo lugar, posada sobre tu muro de miedo, del que de vez en cuando brotaban espinas que me hacían sangrar.
Sus gotas resbalaron lentamente por él... y tú no las dejabas de mirar.
Por favor no flaquees, te dije con la mirada. Déjame ser... buena contigo.
Al fin te aproximaste no sin dudas, y casi pude percibir el calor de tus dedos en la piel de mi palma. De improviso mandé un beso al aire, y retrocediendo a toda velocidad lancé cien piedras a lo que nos estaba separando. Una por cada una de las palabras que te hacen daño, por las que tú te dices, por todo lo que viste que deseaste jamás tener que presenciar.
Todo se hizo añicos a nuestro alrededor... y a los pedacitos del cristal del lamento le llamamos... polvo de estrellas. Regálame sonrisas y te daré mis esfuerzos, sé comprensivo con los sentimientos... y te seré fiel en todos los buenos y malos momentos.
Así podré sentir que todo mi amor vale... contigo.

martes, 8 de abril de 2008


Mi corazón se renueva con bien entonadas melodías, canciones que antes componías...

cantabas para él sin saberlo, alegrabas mi vida tan sólo con existir, con de vez en cuando sentirte a mi lado. Pero ahora márchate te lo ruego, te lo imploro desde el fondo de mi alma sólo porque sé que ya te has ido. El dolor por perderte es tan intenso que te digo de veras márchate, vete, aléjate de una vez y no te gires ni un instante para mirarme... y eso es lo que estás haciendo.

¿Habla el dolor, el cariño o la rabia? ¿quién de vosotros habláis ahora por mis labios y dedos?

Me falta el aliento... no puedo respirar.

Cuando mis rodillas caen al suelo y el estrépito se hace un ruido sordo e inofensivo, la falta de oxígeno vuelve blanca mi mirada. Pero no me importa. Durante un efímero instante pude descansar... mientras te perdía a tí mientras tanto. Si tú te levantas no me importa a mí caerme, no siento desánimo de que mi corazón muera sin que te enteres. No deseo este amor... no deseo estas lágrimas sin sentido, este cariño por alguien que no está conmigo.

Pero que no te induzcan mis palabras a error... Puesto que no sabrás nunca de lo que hablo, jamás entenderás éstas palabras, y en ningún momento yo te las mostraré. El sentimiento del vacío es tan grande que arrastra con descomunal fuerza... al mundo del fin.

Halla la felicidad es mi última súplica... mis últimas lágrimas y mi final suspiro por quien siempre me importó más de lo que nadie pensaba. Pero mi destino es andar en soledad... y cuando me levante del suelo de nuevo lo haré... sin mirar atrás.