sábado, 22 de noviembre de 2008

Un pequeño cuento...


Tengo una historia para ti... quizás te suene, a lo mejor le hable directamente a tu corazón, y dice así:
'' Había una vez, en un lugar muy lejano, un país embriagado de la magia y embrujado por sus conflictos, en que una joven miraba las estrellas...
desde otro lugar, como si fuera desde el otro lado del espejo, alguien puso sus manos sobre el cristal de su habitación... un chico especial que contaba estrellas, buscando una, que no lograba a alcanzar. Deseaba volar y llegar allí arriba, pero tenía demasiado miedo, de modo que sólo se dejó alumbrar por esa cálida luz... que poco a poco, derretía el frío de su interior.
Y el día que se alinearon los astros, ambos espejos chocaron uno contra otro, ambos mundos... como dimensiones paralelas y desconocidas capaces de cohexistir en el mismo planeta. Por primera vez en todo ese tiempo de búsqueda, esa pared se hizo transparente, y pudieron contemplar... lo que había al otro lado.
Nada más que sus ojos, nada más que sus labios, sólo su forma de mirar; solamente su manera de sonreír. Manos tímidas que se apoyaron contra el gélido cristal llorando, deseándolo romper... sólo en ocasiones, cuando las lágrimas resbalaban por él, se abrían pequeños resquicios; que les dejaban mandarse mensajes de amor...
Incluso sentir su calor y su aliento, aunque sólo fuera por un maravilloso momento...

Los días pasaron, pero nunca alejaron ese vínculo... llovía y mojaba sus rostros, helaba y enfriaba su piel, pero el corazón de los dos ardía... por romper esa pared... y cogerse sus manos.
Un día, en que la inquietud carcomía al joven por dentro y su cuerpo temblaba como el de un infante, suplicó con mirada expectante, una oportunidad.

El joven le dijo a su enamorada:
- Recuerda esto siempre... te amo, y si alguna vez te olvido, si llegara el día en que se me borraran nuestros recuerdos, en que el dolor fuera más fuerte que este amor... por favor, por favor te pido que me hagas volver a recordarte...
Devuélveme mis recuerdos... nuestro amor... para no perderte...

Y ella le respondió:
- Lo haré... Te lo prometo.

Así, llegó un día en que en la locura de la espera, ella rogó por unas alas, que la hicieran volar por encima del muro, y él por una fortaleza, que le hiciera derribarlo...
La joven le regaló a su amor toda su valentía, y él correspondiéndola, le construyó unas alas... cada pluma hecha con una palabra de amor. Al fin, sintiéndolas alzó sus pies sobre el suelo y traspasó todas las barreras, llegando al otro mundo. Pero entonces...
Allí no había nadie. El cielo estaba oscuro prometiendo tormenta, y al sentir miedo, las alas de azúcar de la chica no aguantaron contra el granizo helado que caía del cielo de su enamorado. Muy asustada, corrió y corrió para ir a buscarle, y cuando le vió... sólo una lágrima vio deslizarse... antes de ser tragado por un inmenso bloque de hielo y nieve. Ella lloró y gritó con todas sus fuerzas, apartaba la nieve con sus manos que se le iban agrietando, dejando una herida en ella... que no sólo traspasó su piel...
Al fin alcanzó su rostro, cubierto con esa capa de espesor helado, con una mirada de tristeza hacia el infinito... habían llegado tan lejos...

De modo que la joven secó sus lágrimas, abrazó esa nueva trampa del destino que contenía custodiado su corazón, y le dijo...
- No te preocupes... me quedaré aquí... todo el tiempo... no importan los años y siglos que pasen, no importa que jamás logre sacarte del todo de ahí. Me quedaré contigo... eternamente.
Sellando su juramento con un beso, un débil brillo de luz se distinguió desde el interior del bloque de hielo, hasta luego esconderse...
Y ella permaneció hasta el fin de los tiempos a su lado, cuidando de su enamorado, hasta que llegara el día... en que le fuera otorgado el don de crearse unas nuevas alas, deshacer cualquier obstáculo... y llevárselo lejos volando... al infinito cielo feliz que siempre deseó. ''

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Ángel amado...


Cada vez que llega la noche... tiemblo como una niña... que le temiera a los terribles monstruos de la oscuridad.
Cada vez que llega el día... tiemblo como una infante... que hubiera crecido demasiado pronto y a un mundo lleno de peligros se debiera de enfrentar.

De mí todos estos miedos desaparecen, cuando tu rostro a mi mente vuelve, y sólo queda en mí la fuerza, la pasión y las ganas... de volver a verte.
Pídeme una estrella y volaré hasta ella, regalándotela rodeada con un lazo junto a mi vida, para que la guardes por siempre jamás. Pide cuanto quieras... pues en tus manos yo lo dejaré.
Pídeme lo que necesites... menos que te deje, eso jamás lo haré.
Protegiéndote día a día mientras tú sonrías sabiéndolo, o cuidando de tí sin que te des cuenta, tienes una compañera invisible, de los pasos de tu vida. Siempre cumplo mis promesas y éstas no se pueden romper, igual compromiso pido de quien me las hace, si lo importante aún es deber. Joven asustado que miras hacia otro lado, niño que buscas el refugio en la soledad, lo cierto es que nunca quisiste estar solo, y que a tí sí te aterran los fantasmas de la oscuridad. Por eso agarras la mano que por instante te sostenga, pero mi siempre querido, mi siempre dulce niño, no temas... si por las dudas entre la falsa realidad y la verdadera magia del mundo crees que te pierdes, recuerda lo que tienes... antes de volver a volar. Vive, viaja y goza la vida, pues para ti castigo no hay ninguno, sólo el reflejo de un viejo recuerdo... que te obligaste a olvidar.
Cada vez que tengas miedo recuérdame, pues yo lo sentiré y acudiré a tu llamada... no importa en qué lugar me encuentre, tu voz siempre resuena en mi alma...

Sé que volveré a coger tu mano,
sé que volveré a contemplar embelesada tus ojos,
sé que nada de lo hecho será en vano...
y que un cruce de vida me permitirá volver a cogerte de la mano.
Somos iguales, somos tan distintos... somos parecidos a lo que fuimos, creímos estar distantes... somos las mismas personas que aquél día nos encontramos, somos los mismos... que desde que nos vimos, nos enamoramos.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Nuestra oportunidad ha llegado


Vuelvas o no vuelvas, temas o no temas, sigue en ti de quien me enamoré...
le niegas ante el espejo, le dices que no vuelva nunca más, y como Alicia tras el reflejo, te crees que ahí le atraparás... pero a todas partes donde vayas te seguirá, dondequiera que estés, guardado en el océano, el ártico o un cofre; caminará anudado a ti...
porque tú formas parte de él, y él de ti.
Dulce cambiante, bello sin rostro, que pretendes engañarte... escondiéndote de cualquier modo. Los ojos están hechos para ver, alguien dijo. También que no hay más ciego que el que no quiere ver... y que ciegos, estamos todos los enamorados.
Pero yo veo y contemplo, mejor que nunca lo que tengo ante mi... porque sabes amado que nunca has podido esconderte... al igual que tú hiciste viendo a través de mi.
Miraste de frente a mis sentimientos antes de que nadie lo hiciera, hablaste directamente a mi corazón aunque no te conociera, me encontraste.... más allá de cualquier frontera... y me hiciste amarte.
Quién sabe lo que depara el futuro, sólo el presente es real, en una mano lágrimas, en otra la felicidad...