domingo, 27 de enero de 2008

En el Abismo


No creí... no pensé que esto fuera a pasar. Que tanto me afectara, que tanto dolor corroyese mi corazón. Empujada al pozo de la mediocridad se me pasa por la mente ¿debo estar aquí?
si pensé que nada me haría caer allí. Soledad es lo que siento, un cálido abrazo lo que anhelo, que me haga sentir que no estoy sola, que no me destruya ahora el desapego.
Hablo y no me entiendes, entreabro mis labios para dejar la voz salir y no oyes... no me ves cuando camino hacia tí, apenas te das cuenta cuando me alejo. Pero ¿te das cuenta?
El error fue mío... puse en tus manos mi corazón, jugando a la ruleta rusa de que en cualquier momento, el disparo fuese certero. Cesas mis latidos al tiempo que alimentas mi agonía, mientras me atormenta la eterna pregunta ¿tanto me importa?
Me quedo de pie como una sombra, sin más palabras ni expresiones, el rostro no refleja nada... sólo viendo morir mis pretensiones. El vacío en mi cuerpo me recuerda, que podría llorar, descargar este lamento. Pero no me es posible lograrlo, si ya las lágrimas se las llevó el viento... y no me quedan más que derramar. El aire me ensordece, parece que quiera repetirme ¿te das cuenta lo sola que te sientes? Si lo que más has amado, y lo que te ha importado para un día sonreír... ahora se ha marchado. Desvanecido y fugaz, tan brillante como una estrella, que nos maravilla con su hermosura... cuando en realidad te das cuenta que desapareció hace mucho tiempo. Mi eterno sueño me empuja, necesito lograr aquello que más deseo; sólo olvidé que sin tu ayuda... resulta fácil ver el cielo convertido en infierno.
Lealtad escondida, sentimiento que hay que ganarse, pensé que ya te tenía, hasta que me traicionaste. No es sencillo que broten de ti los gestos, cuando los verdaderos siempre van por dentro. A pesar de ello en la confusión y desespero el alma me fundes, buscando de nuevo... tu impulso primero.

domingo, 6 de enero de 2008

Juego de Sentimientos


Dueles. Dueles en el alma compañero, haces daño amigo, platónico amor que una vez fuiste. Cada vez que tiendes la mano me llevas a tu lado, cuando llego junto a tí me sueltas... de nuevo al vacío. Regodeante capacidad de saber que te sigo, que acompañaré tus pasos y me tendrás para lo que necesites. Sellé una vez mi corazón para que no traspasaras sus barreras, ¿por qué insistes en derribar sus muros? si me siento mejor entre esas cadenas. Poco a poco desatas los candados, te observo temerosa, y cuando toda protección a mis pies yace... disparos de flechas envenenadas vuelven a atravesarme. A veces me pregunto cuánto durará este juego, de alegría y llanto... persiguiéndonos el uno al otro por estos pasillos, oscurecidos sin lugar para la luz. La ténue luz de unas velas que un día nos cegó, fue derramada al suelo por la rabia, la furia prendió fuego... quemándolo todo a su paso. Andé entre cenizas, guardé algunas en mi bolsillo, y te vi sonreír a través de algún hueco de tu alma. No podías verme, no sabías que estaba tan cerca, yo me podía proteger... pero el destino hizo que nuestros caminos se cruzasen, viéndote de nuevo de frente, pudiendo volver a elegir... entre nadar en tus ojos o echar a correr.
Me aferré a las cenizas, teñían mis manos y me recordaban por dónde volvía a ir, pero a veces soy débil y flaqueo... por ello las sonrisas son acompasadas por el lamento del interior.
Querido amigo dueles... y cuánto más te acerques, más de menos te echaré.