La melodía que resuena en mis oídos... cada vez que sueño, cada vez que despierto, es recuerdo de un olvidado pasado que dejé muy atrás... o es el advenimiento de algo que está por llegar?
Llamo a la lluvia para que acuda a mí nuevamente, necesito que sus gotas refresquen mi piel, que su interior cale en el mío. La lluvia, elemento único y desbordante que es lo único capaz de apaciguarme, de sosegar mi energía apasionada, llamas de fuego que nunca llegarán a extinguirse. Si apago la llama, si esta tierna vela dejara de alumbrarme, perdería no mi nombre y mi rostro, mi alma volaría a través del cielo para no regresar jamás.
Repito una y otra vez que necesito un enemigo contra el que luchar, porque cuando él no ha venido a mí, yo he ido a su encuentro... ángel dame alas para surcar las nubes, saca de mi pecho la espada que me haga luchar, de mi alma las fuerzas... y yo pondré el valor... que me lleve a tu lado una vez más. Ironía reina en este mundo, individualista para llegar al amor.
Sintiéndonos distintos podemos desear revelar la verdad a otros, perseguir la tan vanagloriada justicia, creando y destruyendo odiando a los demás... o ansiando protegerlos con total sentimiento de amor, un amor tan doloroso e intenso como el enamoramiento, tan eterno como el cariño de la amistad. Tantas diferencias entre nosotros... buscando siempre a nuestro igual.
