sábado, 30 de agosto de 2008

Renacimiento


Cómo haces que te quiera tanto. Cómo haces que te necesite, cómo logras que piense que no podré vivir sin ti. Sonrío al pensar cuánto he aprendido, y que todo lo que he logrado, ahora pasa a tus manos como una enseñanza nueva... tiemblas de frío y miedo, y quiero arroparte con mis brazos como si sólo fueras un niño, pero tú eres fuerte... tú... saldrás adelante. Sé que tendrás dudas, y seguramente sabré el momento en que rompas a llorar. Pero cariño, lo podrás soportar. No porque me vea reflejada en tus ojos de mar, no porque sepa lo que puedes llegar a experimentar y vivir. No... no es por eso. La ruleta del destino gira para todos, y a ti te aguarda algo único y especial. Es sólo tuyo. Solamente para tí. No lo desaproveches, porque nadie más lo tendrá, es como un tesoro creado por unas artesanas manos que sabían que debían tener un único destinatario... y ese eres tú, querido niño. ¿Estás dispuesto a aceptarlo? Alguien avanza hacia ti con pasos decididos... algo brilla tembloroso en sus manos, ¿lo cogerás? no es oro ni plata, no es platino ni diamante alguno.
Es tu futuro. Con mucha más luz... de la que ahora eres capaz de ver. Porque tus ojos se ciegan, tanto reflejo te agota y donde debes llegar parece estar cada vez más lejos...
Cuando te sientas solo, mira al cielo, contempla las nubes. Tranquilas y apacibles, siempre estarán contigo. Cuando te sientas solo, mira al suelo. Será firme y te llevará adonde te lleven tus pasos. Cuando te sientas solo... mira a tu lado, pues ahí estaré yo. Apretándote fuertemente la mano mientras te digo... estás preparado, puedes continuar.
Vive... disfruta... tu libertad.

sábado, 9 de agosto de 2008

Poemas de Sal


Me endulzas... arropándome, entristeciéndome, haciendo que mi corazón lata más deprisa... y también haciéndome llorar... pero las lágrimas pasan desapercibidas cuando recorren mi cuerpo, resbalando por mi piel llegan al agua, que las difumina y hace llegar al infinito...

Les digo adiós a ellas mientras alzo la vista al cielo, dibujando en mi mente las nubes, tratando de alcanzarlas con las manos... y es que si puedo tocar estas... ¿cómo no conseguir ir hasta ti? teniendo todo lo que se creía imposible ya superado.
No puedo ni quiero dejar de nadar, en el mar de esta vida, con sus olas que me hacen retroceder y envalentonan a la vez. Me alejo cada vez más del punto de partida, en un mundo que parece igual en todas partes y a través de mi mirada es completamente distinto. La rueda de los años, la existencia sigue girando, y aunque parezca que has vuelto al inicio... estás en una radical nueva realidad. En ocasiones da miedo, a veces melancolía, y no siempre comprendo qué es lo que me aporta alegría. Pero mientras pueda continuar... seguir adelante, sabiendo que este dulce cielo que veo, plagado de algodón y luz dorada es el mismo que tú ves... no me rendiré...

Promesas y juramentos, siempre tentados a repetirlos, mientras nos amamos en silencio, intentando pasar ante nosotros mismos desapercibidos.